Chetumal- La reciente visita de Jorge Álvarez Máynez a Quintana Roo dejó más dudas que certezas. Lejos de construir unidad, el ex candidato presidencial optó por cerrar filas únicamente con un grupo reducido en Othón P. Blanco, enfocándose en impulsar a Lidia Rojas en Chetumal y lanzando apenas un guiño hacia Jorge Portilla en Tulum. Mientras tanto, ignoró por completo a liderazgos y estructuras fundamentales en el resto del Estado.

Lo más grave no fue sólo la falta de estrategia territorial, sino la actitud excluyente y arrogante con la que se condujo. Militantes de distintas regiones del Estado expresaron su inconformidad ante un liderazgo que prometía integración, pero terminó dividiendo y despreciando.

La realidad electoral es clara:
Othón P. Blanco representa apenas el 8% del padrón estatal y Tulum el 2.5%. En contraste, municipios clave como Cancún (más del 40% del electorado), Solidaridad (casi 12%) y Cozumel (4%) fueron completamente ignorados.

Con este enfoque, Movimiento Ciudadano se aleja peligrosamente del 3% mínimo requerido para conservar el registro estatal en 2027.

Mientras la dirigencia nacional apuesta por zonas cómodas y agendas personales, decenas de militantes que han sostenido al partido sin recursos ni respaldo central, observan con frustración cómo se desacredita su trabajo y se desaprovecha su capital político.

La pregunta es clara:
¿Rectificará Máynez y reconocerá a quienes han mantenido vivo el movimiento en todo el Estado?
¿O ya decidió que MC en Quintana Roo será un instrumento de unos cuantos?

Porque si sigue por ese camino, el desplome del partido en el estado no será un accidente, será una consecuencia.